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Primera restitución a niños

Juzgado de Santa Marta devolvió a trillizas predio despojado

Primera restitución a niños

Tres menores de edad fueron reconocidas como víctimas de despojo y les fueron restituidas cerca de 26 hectáreas en Ciénaga (Magdalena).

Entre los millones de colombianos a los que la guerra algo les quitó, quizá el panorama más dramático es el de los niños, que han tenido que desprenderse de su inocencia al ritmo desenfrenado de las balas. El último informe del Centro de Memoria Histórica reveló que “entre 1985 y 2012, 2’520.512 menores de edad han sido desplazados, 70 han sido víctimas de violencia sexual, 154 de desaparición forzada, 154 de homicidio y 342 de minas antipersona”. Cifras escalofriantes que no alcanzan para ilustrar el sufrimiento al que han sido sometidos. La historia de Dana, Taira y Diana Castilla* es el rostro de esa faceta del conflicto colombiano.Estas tres hermanas, nacidas el mismo día, son las primeras menores de edad a quienes el Estado, a través de la ley de restitución de tierras, les devuelve algo de lo que la guerra les quitó. El Juzgado Primero Civil de Santa Marta resolvió restituir a Dana, Taira y Diana los predios que eran de sus padres, asesinados por los paramilitares en octubre de 1998. El juez Fabián Arrieta resolvió  restituir a nombre de las menores tres predios, ubicados en el municipio de Ciénaga, Magdalena. Los predios hacen parte de una finca más grande conocida como San Marcos y corresponden a un área aproximada de 26 hectáreas, que deberán ser adjudicadas a nombre de las menores.

La sentencia de restitución deja expresa constancia del horror que vivieron estas tres niñas, una de las cuales narró que vivían en la finca con sus padres y seis hermanos. “El 13 de octubre de 1998 se presentó un grupo paramilitar, aproximadamente de 50 hombres fuertemente armados, quienes llegaron a la casa, nos reunieron y procedieron a amarrarnos”. Cuenta la menor que los separaron en dos cuartos: en uno, hombres, y en el otro, mujeres y niños. También recuerda que eso fue en horas de la tarde, que los tuvieron amordazados toda la noche y que al siguiente día, en la madrugada, los reunieron a todos en un mismo cuarto.

“Pero antes de pasarnos sacaron a cuatro personas. A mi mamá, mi papá, mi tío y un obrero. Antes de que se los llevaran, mi mamá se despidió de mi hermana y le dijo que le cuidara a las niñas. En el mismo instante mi hermano mayor dijo: ‘mamá, la bendición’. Al ver esto, los paramilitares lo cogieron y se lo llevaron junto con los otros al cerro Las Tetas y nos dijeron que no nos preocupáramos, que ellos ahorita bajaban”, recuerda la niña. Al final nunca volvieron y las niñas tuvieron que permanecer otro día amarradas. Cuando se soltaron, recibieron la noticia de que los habían asesinado. Los paramilitares los obligaron a desplazarse.

Al final, el documento judicial deja la siguiente constancia: “Si bien las menores no figuran como desplazadas en el Registro Único de Población Desplazada, se tiene que tanto sus declaraciones como las de sus hermanos mayores narran que fueron desplazadas del predio San Marcos, antiguamente ‘La mano de Dios’, cuando los hermanos Castilla eran apenas unos adolescentes y las hermanas trillizas eran apenas unas infantes de tres años. Ello como consecuencia de la masacre cometida contra sus padres, un hermano y un tío, a manos de los paramilitares en 1998”.

* Los nombres han sido cambiados para proteger la identidad de las víctimas

Por: Redacción Política

Vea la noticia aquí: ElEspectador.com

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